Las emociones tienen un valor de supervivencia evolutiva, es decir, en el pasado de nuestros ancestros lejanos sirvieron a estos para sobrevivir, de hecho, si no hubieran tenido ninguna utilidad la selección natural las habría eliminado. incluso el medio o la tristeza, que en principio nos puedan parecer rechazables juegan un papel muy importante en nuestra economía emocional. por tanto no tiene sentido tratar de extirpar o reprimir las emociones, sino que debemos educarlas para saber manifestarlas en su justa proporción.
Aristóteles defiende una de las emociones: enfadarse es muy fácil,es algo que todo el mundo sabe hacer. pero enfadarse con la persona adecuada, del modo correcto y en el momento oportuno, esto es algo que ya no todo el mundo sabe hacer.
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